Por ahora voy escapando con el siguiente sistema: Lijo los cromados con lana de acero fina, que sólo desprenden los pntos de óxido, y luego doy el ungüento para metales (sidol. o cualquier amrca de esas).
Si bien se logra recuperar un aspecto más o menos brillante, siempre quedan pequeñas marcas (no tan visibles como las manchas de óxido), irregularidades en la superficie del cromado donde volverán a aparecer los puntos deóxido cuando llueve.
La opción de pintar de negro con pintura antióxido no es tan mala, pero hay que hacerlo con cuidado, de forma que quede uniformemente repartida, sin arrugas, goterones, etc.